Estaba en su mira desde hace mucho tiempo, a cada despertar sentía ese aliento frío resbalándose por mi mejilla; siempre andaba temeroso, angustiado de que un día fuera "el día"...
Cierta noche salí disparado de una moto, golpes en la cabeza cerca de donde es mortal, cadera, rodilla, un brazo destrozado, y el temor a que todo terminara... ¿De que me arrepentía? ¿Para qué quería seguir? Entonces la vi... Su sonrisa era de carroñero encontrado presa... primero los ojos pesados, la sensación que al dormir todo sería un sueño, después el intentar no hacerlo.. ¿Tan pronto te darás por vencido?
Me seguía mirando. No dije algo, sólo quería ver a mis seres queridos, decirles adiós con orgullo, no que se los dijeran por mí...
Ahora sí, no bajo la mirada y cuando se acerca me resigno, le ofrezco mi cuello como perro derrotado, lo toma...
No sé si me quito algo o me bendijo...
Ya no le tengo miedo, le tengo respeto...
De vez en cuando veo su vuelo, y lo único que pasa por mi mente “es tiempo prestado, haz que valga la pena".

Ilustración por Karina Domínguez Gutiérrez

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